lunes, 17 de noviembre de 2008

LA EDAD DE HIERRO

TÍTULO ORIGINAL: Age of Iron (1990)
AUTOR: J.M. Coetzee

PAÍS: Sudáfrica
EDITORIAL: Mondadori (2002)
TRADUCCIÓN: Javier Calvo

RESEÑA: Novela narrada en forma de carta que escribe la señora Curren, una profesora de latín que está muriendo de cáncer, a su hija, quien se ha trasladado a vivir a América, huyendo del régimen sudafricano que tanto desprecia. La señora Curren confía dicha carta a Vercueil, un vagabundo alcohólico que vive al lado de su casa, entre un montón de cartones y con un perro. Entre ellos se ha establecido una relación muy especial, en la que la desesperanza y el sufrimiento conforman sus lazos de unión, el cuidado que se dedican será la salvación de ambos. La carta que escribe la señora Curren a su hija explica muy bien cuál es la situación que se vive en su país bajo el régimen del apartheid, consciente y asustada ante una época terrible; una edad de hierro en la que la violencia y la lucha se justifican de un modo irracional.

BIOGRAFÍA: John Maxwell Coetzee (Sudafrica, 1940). Nació en Ciudad del Cabo y se licenció en matemáticas e inglés en la Universidad de esa ciudad. A comienzos de los años 60 se desplazó a Londres (Inglaterra), donde trabajó durante algún tiempo como programador informático. Más tarde realizó estudios de postgrado en literatura en la Universidad de Texas (EE UU), tras lo que dio clases de lengua y literatura inglesas en la Universidad de Búfalo (EE UU). En la actualidad se desempeña como investigador en el Departamento de inglés de la Universidad de Adelaida (Australia). Ganó el premio Booker por Vida y época de Michael K (1983) y 16 años después lo volvió a ganar por su novela Desgracia (1999). En el año 2003 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura.

OPINIÓN: Maravillosamente escrito. Novela tristísima pero con una carga tremeda de humanidad.
....Ayer, al final de ese callejón, me encontré una casa hecha de cajas de cartón y plásticos con un hombre encogido dentro, un hombre al que ya había visto por las calles: alto, delgado, con la piel curtida por la intemperie y unos colmillos largos y cariados, vestido con un traje gris holgado y un sombrero de ala caída...
...El desfile de políticos todas las noches: solamente tengo que ver esas caras toscas e inexpresivas, tan familiares desde la infancia, para sentir abatimiento y náuseas. Los matones de la última fila de pupitres de la clase, chavales torpes y huesudos, ya crecidos y ascendidos para gobernar la tierra. Con sus padres y sus madres, con sus tías y tíos, con sus hermanos y hermanas: una horda de langostas, una plaga de langostas negras infestando el país, masticando sin cesar, devorando vidas. ¿Por qué los sigo mirando, si me llenan de horror y de asco? ¿Por qué dejo que entren en la casa? ¿Tal vez porque el reinado de la familia de langostas es la verdad de Suráfrica, y la verdad es lo que me pone enferma? Ya no se molestan en arrogarse legitimidad. Se han sacudido de encima la razón. Lo que los absorbe es el poder y el estupor del poder. Comer y beber, masticar vidas, eructar. El parloteo lento y con la barriga llena. Sentados en círculo, debatiendo pesadamente, emitiendo decretos como mazazos: muerte, muerte, muerte. Sin preocuparse por el hedor. Párpados pesados, ojos porcinos, iluminados por la astucia de generaciones de campesinos. Conspirando los unos contra los otros: lentas conspiraciones de campesinos que tardan décadas en madurar. Los nuevos africanos, hombres barrigones y de mejillas colgantes sentados en sillas de oficina: reyes Cetewayo y Dingaan con pieles blancas. Enormes testículos de toro apretados contra sus mujeres y sus hijos, apretando hasta que les quitan toda la chispa. Ya no queda ninguna chispa en sus propios corazones. Corazones lentos, pesados como morcillas.

LA TORRE DE LOS SIETE JOROBADOS

AUTOR: Emilio Carrere

PAÍS:España
EDITORIAL: Valdemar

RESEÑA: Emilio Carrere, mujeriego, actor aficionado, frecuentador de cafés nocturnos y casas de mala nota, además de experto en ocultismos varios y necrófilo, formó parte -por propia elección- de la excéntrica bohemia madrileña de principios de siglo. Las fuentes literarias de las que bebían tanto él como otros compañeros de viaje se encontraban allende los Pirineos y más aún del otro lado del océano. Unas aguas de oleaje profuso, elevado y espumoso, que se hallaban contaminadas por el modernismo rubendariano, el decadentismo finisecular y la poética simbolista de Verlaine, Mallarmé y Rimbaud. La torre de los siete jorobados, que el propio Carrere había enfocado como folletín de aventuras en el que lo policiaco, lo pseudocientífico y lo sobrenatural se unieran para imitar, con un toque peculiar de humor castizo, a los Leroux, Motta, Le Rouge o La Hire, se alimenta -de forma excéntrica al realismo literario español- de luchas en el medio astral entre voluntades opuestas, de bandas de falsificadores jorobados, de aparecidos y de sabios un poco locos, y hasta de... ¡una ciudad perdida bajo los suelos de Madrid! El lector de esta novela revivirá con ella aquellos días -hoy casi perdidos- de una cierta inocencia literaria y de un más perdido aún sentido de la maravilla.

BIOGRAFÍA: Emilio carrere nació en Madrid el 18 de diciembre de 1881. Fue un personaje empblemático de la bohemia madrileña de principios de siglo. Ecribió varios volúmenes de poesía modernista "El caballero de la muerte". "Del amor, del dolor y del misterio". Muchas de sus novelas y cuentops reflejan el ambiente bohemio y castizo, mezclado con elementos macabros y de misterio, propios de la literatura popular, muy en auge en aquellos tiempos. Entre ellas cabe destacar "La cofradia de la pirueta", "Los ojos de la diablesa", "La tristeza del burdel", "La calaverade Atahuelpa", y la divertida novela "La torre de los siete jorobados".

OPINIÓN: Simple, divertida y, a la vez, emocionante.