lunes, 24 de marzo de 2008

CLAUS Y LUCAS

TÍTULO ORIGINAL: Le grand cahier, La preuve, La troisième mensonge.
AUTOR: Agota Kristof
PAÍS: Hungría (1986, 1988, 1991)
TRADUCCIÓN: Ana Herrera y Roser Berdagué
EDITORIAL: El aleph Editores
RESEÑA: Este volumen recoge las tres novelas de gran éxito internacional que han confirmado la reputación de agota Kristof como uno de los exponentes más provocadores de la narrativa europea. Con la simplicidad sórdida de un cuento de hadas, esta trilogía nos explica la historia de dos hermanos gemelos, Claus y Lucas, condicionados por un vínculo agonizante, que se convierte también en una alegoría de las fuerzas que han separado a Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
BIOGRAFÍA: Agota Kristof nació en Csikvand, Hungría, en 1935, y en 1956 abandonó clandestinamente su país.Se refugia en Neuchatel, en la Suiza francófona, donde encuentra trabajo en una fábrica de relojes: "se trataba de un trabajo completamente alienador", comentará al final de esa experiencia, que duró cinco años.Se dedica a la escritura muy joven, antes en húngaro y sucesivamente en francés, empezando por textos teatrales.En 1987, publica su primera novela, El gran cuaderno, seguida de La prueba (1988), y la Tercera mentira (1991), que en Italia confluyen en la traducción titulada La trilogia della città di K (Einaudi 1998).Estas tres novelas breves, que le otorgan fama mundial, cuentan en un estilo seco y despiadado los escenarios sombríos y amenazadores de la Europa del Este, suspensos entre guerra y paz: "no ha sido fácil recuperar memorias desagradables de mi pasado. No puedo volver a leer mis libros, porque me hieren de verdad, o tal vez sea porque me parezco demasiado a mi escritura seca, negativa, desesperanzada".En su última novela Ayer, (1995), se ha inspirado la película del italiano Silvio Soldini, Brucio nel vento (2001).


OPINIÓN: Historia dura de principio a fin. Sentimientos contradictorios y lucha por la supervivencia en un mundo convulso y cruel. En un lenguaje muy directo y muy preciso convierten la lectura apasionante y angustiosa.



[...] La casa de la abuela está a cinco minutos andando de las últimas casas del pueblo. Después ya no hay más que la carretera polvorienta, pronto cortada por una barrera. Está prohibido ir más lejos, un soldado monta guardia allí. Tiene una metralleta y unos prismáticos, y cuando llueve se mete dentro de una garita. Sabemos que más allá de la barrera, oculta entre los árboles, hay una base militar secreta, y detrás de la base la frontera y otro país. [...]

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